La Leyenda cuenta, que la bella Pyrene yace bajo un montón de piedras que apiló, una tras otra, su amado Hércules, al no poder hacer nada para salvarla del monstruoso rey de tres cuerpos y tres cabezas Gerión que la perseguía para desposarla. Tantas piedras amontonó para evitar que Gerión la encontrase, que finalmente éstas se convirtieron en una gran cordillera, tan grande, que abarcaba de mar a mar. ¡Los Pirineos acabaron de nacer, fruto de tal desenlace amoroso! Según se dice, Pyrene está enterrada bajo el Aneto y sus lágrimas surgen a través de las mayores profundidades de los Pirineos: El Chorro de Fornos y la Surgencia del Yaga,
La ruta Lágrimas de Pyrene, une estas surgencias, ambas alimentadas por sendos ríos subterráneos a más de 1.000 metros de profundidad. Estos profundos conductos lagrimales vienen de los ojos de Pyrene que aún les lloran a su amado Hércules. El Macizo del Cotiella es dueño y señor de uno de estos ojos, el otro, pertenece a su hermano calcáreo el Macizo del Monte Perdido.
Emplearemos seis etapas para recorrer los 111 km que circundan los bellos ojos de la princesa Pyrene
ETAPAS RECOMENDADAS (OPCIÓN TRAIL RUNNING)
1ª Etapa
- Badaín – Saravillo – Collado Culliver – Badain
- Tiempo aproximado: 12 – 18 h
- Distancia: 51 km
- Desnivel positivo: 3.357 m
- Desnivel negativo: 3.357 m
La ruta parte de la pequeña población de Badaín hacia Saravillo. En la puerta de la casa rural Las Cazcarras, tomaremos el GR15 que comparte sus primeros metros, con el sendero que lleva al Chorro de Fornos. Tras el primer desvío, va ganando poco a poco altura, adentrándose en el bosque hasta llegar al Collado Mataire. Desde éste hasta Saravillo, será prácticamente todo de bajada. El 95% de su recorrido es todo por bosque.
Desde Saravillo el sendero continua por el GR15 dirección a Barbaruens. Tras unas tres horas de continuo ascenso, llegaremos al Refugio libre de Lavasar. Desde este punto hasta el Ibón de Plan el sendero gana poco desnivel, nos servirá para recuperarnos. La recomendación es descansar junto al ibón, pegar un bocado y mientras tanto quizá se asome la Princesa Mora a conocernos…
Tanto si lo ha hecho como sino, habrá que continuar ruta hasta Armeña, nuestro nuevo destino intermedio, donde bien podríamos tomar el próximo bocado o dormir en el mismo si así lo hemos nombrado al realizar la reserva.
Fijaos bien donde ponéis los pies, porque puede que la princesa allá decidido camuflarse en formato piedra o quizá en árbol casi fosilizado.
Tras abandonar el refugio de Armeña, el tramo que nos precede es el más alpino de todos, pues nos deja en su parte más alta muy cerca de la cima del Cotiella. Luego el descenso hasta el refugio de Cullivert tampoco es un “camino de rosas”, pero es extremadamente bello, especialmente cuando vamos por toda la cresta.
Del refugio de Cullivert a Badaín, “apenas” hay desnivel positivo. Este lo iremos sumando por diferentes “falsos llanos” especialmente cuando nos dirijamos hacia el chorro de Fornos y después hacia Badain. La mitad de este recorrido con desnivel negativo es en su mayor parte por ancho camino, que según la época del año que realicemos la ruta, será de agradecer este bosque de hoja caduca.
Tras cruzar el río Garona, por el puente de hormigón, si aún no nos hemos topado con la Princesa Mora, es probable que la encontremos en las fuentes de Fornos. Sus aguas provienen de los lagos del Cotiella y quizá esté allí esperando que aparezcamos, bien colgada de una rama o remojándose en el mismísimo chorro de Fornos.
2ª Etapa
- Badaín – Pineta
- Tiempo aproximado: 14 – 22 h
- Distancia: 60 km
- Desnivel positivo: 3.690 m
- Desnivel negativo: 3.680 m
Tomaremos el GR 15/19 dirección a Tella. La subida aunque no es abrupta, no cesará hasta las puertas de la población de Tella. Allí hay un restaurante, por lo que, tras mínimo dos horas de ascensión, podemos tomar algo para recuperarnos. Tras este “descanso” seguiremos unos 30 minutos sin apenas desnivel. Cuando dejemos el desvío del Canal del Cinca, para dirigirnos al Portillo de Tella, volveremos a sudar. Nos esperaran otros casi 700 m positivos.
Desde el Collado la vista es muy vario pinta, al norte tendremos varios picos de 3.000 m de altitud, al sur, la panorámica se amplia, hasta llegar más allá del pantano de Mediano. El descenso hasta el Valle de Pineta es abrupto los primeros kilómetros. Después, tras andar un kilómetro por una pista, ya es más llevadero. Desde aquí hasta el mismísimo Valle de Pineta, estaremos protegidos por un extenso bosque, con árboles centenarios.
Tras pasar el refugio de Pineta, viene la parte más exigente de la ruta, pero nadie a dicho que deba ser fácil ver los ojos de Pyrene. Hércules hizo bien su trabajo, creo un mausoleo perfecto para que su amada no fuese encontrada, así que, nos toca sudar, haga frío o calor. Lo que nos queda hasta Badain, es considerado de las mejores rutas de todos los Pirineos, tanto en desniveles como en belleza, lo aúna todo, incluso presenciar las lágrimas de Pyrene.
Por suerte, el refugio de Pineta nos habrá concedido las suficientes calorías para afrontar con éxito esta dura etapa. De salida y como “desayuno”, tendremos delante nuestro la imponente “pared” del Collado del Añisclo, la etapa reina del GR11, si se recorre del Mediterráneo al Cantábrico. Son 1.200 m positivos en algo menos de 5 km. Desde el collado, nuevamente las vistas son espectaculares y ya no digamos la bajada hasta dentro del Cañón del Añisclo, con continuas cascadas acompañándonos. Tras pasar Fuenblanca, en breve nuestro sendero romperá hacia arriba, en busca del cielo. Un “tramito corto” de apenas 2 km pero con 500 metros positivos que superar.
Desde el Cuello Viceto, poco a poco iremos entendiendo, por qué Pyrene decidió que su otro ojo asomase en este paraje. No hay palabras para describirlo, seréis vosotros quienes nos lo expreséis en nuestro concurso de experiencias. Poco después de pasar Escuáin volveremos a la misma lágrima. En ella, podremos decidir si continuamos ruta hasta el final de la etapa o nos desviamos un poquito para presenciar la cascada del Yaga. Nosotros lo tendríamos claro ¿y tú?
Este último tramo es lo más “suave”, pero no por ello carece de interés, nuestra ruta pasa por el Dolmen megalítico de Tella y sus famosas ermitas, una de ellas con casi 1000 años de antigüedad. Estas se construyeron en unos estratégicos enclaves para espantar a las brujas y evitar que hiciesen sus aquelarres .El “chapuzón” en el río Cinca para llegar a Badaín pondrá “el broche” de oro.
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